El 9 de enero de 2007, se llevó a cabo una presentación que no solo transformó la industria tecnológica, sino que también se convirtió en un evento digno de análisis. La demostración del primer iPhone, liderada por su fundador Steve Jobs, fue el resultado de una meticulosa planificación y ensayos, a pesar de que el dispositivo presentaba múltiples fallos.
Un dispositivo aún en desarrollo
El primer modelo del iPhone era un prototipo que no estaba listo para su comercialización. A pesar de que la presentación se realizó en enero, el dispositivo no llegaría al mercado hasta seis meses después, tiempo durante el cual los ingenieros de Apple trabajaron intensamente para corregir errores tanto en el hardware como en el software. Un reportaje de The New York Times Magazine revela que los primeros modelos eran considerados “frágiles”, con problemas como reinicios aleatorios y bloqueos al realizar acciones fuera de un orden específico.
La secuencia de presentación
Steve Jobs y su equipo eran conscientes de que el iPhone no estaba preparado para funcionar de manera autónoma, por lo que implementaron una estrategia para ocultar los fallos. Se diseñó una secuencia precisa de gestos y pasos, conocida como el ‘Camino dorado’, que Jobs debía seguir durante la demostración. Si se desviaba de esta secuencia, el dispositivo podía fallar.
Para evitar que el público notara cualquier error, se colocaron varias unidades idénticas del iPhone en el escenario, permitiendo a Jobs cambiar de un dispositivo a otro sin que los asistentes se dieran cuenta.
Conectividad y cobertura
Uno de los desafíos más significativos durante la presentación fue asegurar que el iPhone pudiera conectarse a la red móvil y al WiFi. Para ello, Apple colaboró con una empresa especializada en la instalación de una torre de comunicaciones temporal cerca del lugar del evento, garantizando así una cobertura constante.
Además, los técnicos ajustaron el software del sistema para operar en frecuencias menos congestionadas, minimizando el riesgo de interferencias durante la demostración.
Detalles de la presentación
La presentación no solo se centró en la funcionalidad del producto, sino también en su aspecto visual. Steve Jobs ordenó que se proyectara en una pantalla lo que él mostraba en el dispositivo, permitiendo a los espectadores observar claramente cómo interactuaba con el iPhone. Para lograr esto, el equipo diseñó un sistema artesanal que incluía placas electrónicas personalizadas y cables de vídeo adaptados, lo que facilitó la captura de la señal del iPhone y su envío al proyector.
Durante la demostración, Jobs mostró funciones innovadoras para la época, como realizar llamadas, navegar por Internet, reproducir música y localizar un Starbucks en Google Maps. Sin embargo, todas estas acciones se realizaron siguiendo un orden muy específico para evitar errores.
La presentación fue tan meticulosa que logró engañar a los asistentes, quienes no sospecharon que el iPhone aún no estaba completamente terminado y presentaba fallos. Este evento marcó el inicio de una nueva era en la tecnología móvil.
